La Vetusta pérdida o el final de la economía tradicional en “La Regenta”
“Por tanto, Anita Ozores, fue por aclamación
la muchacha más bonita del pueblo. Cuando llegaba un forastero,
se le enseñaba la torre de la catedral, el Paseo de Verano,
y, si era posible, la sobrina de las Ozores.
Eran las tres maravillas de la población.
(Tomo I, Págs. 144-145)
JUAN VELARDE FUENTESUniversidad Complutense
La economía de la RegenciaEspaña se encontraba, en el momento en que se concibe y escribe La Regenta, en la parte descendente de la II onda larga Kondratief. Había esta ascendido desde 1844-1851 –quizás podría decirse que desde la fecha mítica de 1848 – hasta 1870-1875. A partir de ahí, o sea, entre nosotros, del paso del Sexenio Revolucionario a la Restauración mientras se produce el llamado viraje proteccionista, la actividad va a descender hasta 1890-1896. En España, el auge llegara con el desastre de 1898 y no concluirá hasta 1919.
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Bravo Murillo pondrá orden en el enlace económico con Canarias, que pasa a una situación efectiva de área de libre comercio con la Península y Baleares. Queda afianzada nuestra presencia en el norte de África tras la guerra de castigo que O’Donnell llevo adelante hasta la conquista de Tetuán y la solicitud de la paz por parte del Sultán. Se impulsa el desarrollo del Caribe, en las dos islas que seguían bajo nuestra soberanía, cuba –bajo permanente presión norteamericana y, más concretamente, sudista- y Puerto Rico. De Cuba parten incluso expediciones hacia el continente, como la de Prim hacia México
.
En África ecuatorial se liquida el intento británico que iba unido a la lucha contra la trata, de permanecer como colonizador en Clarence, que cambia de nombre, al afianzarse la soberanía española, por el de Santa Isabel de Fernando Poo, mientras se produce la llegada, no menos significativa, de misioneros claretianos a estos territorios del Golfo de Guinea. Comienzan los tratos y acuerdos con las tribus Saharaui en el borde atlántico del Gran Desierto. En el Pacifico se procura asentar a España en el gran triangulo formado por las Carolinas al Sur, las Marianas y Guam al Norte y las Filipinas al Oeste. Desde este triangulo parten acciones hacia los sultanatos musulmanes de Borneo y hacia el territorio continental asiático, como la del general Palanca al Tonkin, existían apostaderos de la marina en territorio argentino. El apoyo al trafico por el Estrecho de Magallanes llevo a conflictos como el que produjo en la guerra del Pacifico la ocupación de las islas Chincha frente a Perú, con toda su potencialidad como productoras de guano. España había participado, en algún grado, en la construcción del Canal de Suez, y éramos accionistas de su Compañía General. Incluso desde un punto de vista doctrinal, y por influencia de la Zollverein de List, se piensa en algún tipo de Unión Peninsular. Con Europa se explora la idea de la Unión de Midi, un autentico Mercado Común, del que iba a proceder la Unión Monetaria Latina.
En el momento en que los grandes imperios coloniales van a ser un resultado de la expansión de mercados relacionados con la Revolución Industrial, España con una economía debilísima, intenta mantener uno el que, como en el de Felipe II, tampoco se ponía el sol. El choque se iba a producir de modo inexorable. Por una parte los alemanes nos arrebataban las Carolinas. Los norteamericanos, las posesiones del Caribe y del pacifico. Algunos, como costa, no lo percibieron. Aun querían, con esta base, aumentar nuestras zonas de influencia en Marruecos, en el Sahara, en el Golfo de Guinea y en las costas del Mar Rojo, aparte de afianzarnos en Micronesia. Va a ser en el Congreso de Geografía Comercial y Mercantil de 1883, cuando Canovas del Castillo, un autentico bachiller Sansón Carrasco, explique que es preciso poner coto a todo esto, y que España debe, con la mayor dignidad posible, prepararse para abandonar grandísima parte de territorios que mucho nos costaban, porque mantenerlos iba a requerir un esfuerzo político y económico ingente que, además, provocaban tales tensiones con otros pueblos, que no podía descartarse, incluso, alguna acción de estos contra el propio ámbito peninsular, a lo que poco podríamos oponer si se hacia un inventario realista de nuestra artillería, de nuestra marina e, incluso, del conjunto de nuestro ejercito.
Este pesimismo canovista se expone con claridad en La Regenta. Como indica el tomo I, Págs. 113-114., “en el extranjero se había hecho don Carlos (Ozores, el padre de Ana) mas filosofo y menos político.
Para España no había salvación. Era un pueblo gastado. América se tragaba a Europa, además. Le preocupaban mucho las carnes en conserva que venían de los Estados Unidos.
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Nos comen, nos comen. Somos pobres, muy pobres, unos miserables que solo entendemos de tomar el sol”. Cuándo, poco después en 1890, Lucas Mallada escribía Los males de la Patria y la revolución española, no empleara un léxico demasiado dispar.
Esto se reitera en la novela. El marques de Vegallana dirá hablando de la búsqueda de la igualdad en los planes urbanísticos: “Así lo hace América, que nos lleva gran ventaja” (tomo I, Pág. 228).
Clarín sintetizara España como “un pueblo entero prosaico, empequeñecido con la pobreza y la ignorancia”, que solo llega a “la elevación casi milagrosa”, gracias a “la devoción común”, hasta alcanzar “las regiones de lo ideal”, “la adoración de lo Absoluto por abstracción prodigiosa” (tomo II, Pág. 362).O bien, en la famosa representación del Don Juan Tenorio de Zorrilla a la que asiste Ana Ozores, le dice su marido al oído, sobre los ademanes y la figura del actor que hacia de Don Juan: “
Bueno estaría que ahora que vamos a perder Cuba, resto de nuestras grandezas, nos diéramos estos aires de señores y midiéramos el paso…… (Tomo II Pág. 41).
Economía y empresa en AsturiasHomenaje a Ignacio Herrero Garralda, Marques de AledoEditorial Civitas S.A.
ISBN 84-470-0314-0